
En su óleo "El gordo al arco" (a la portería) el pintor argentino Alejandro Varela (1963-) expresa, con gestos gráficos y francos, las desigualdades sociales que sufren los individuos con prevalencia de sobrepeso y obesidad; incluso entre los niños. Un sobrepeso que está relacionado con factores de riesgo genéticos, ambientales y del estilo de vida que afectan a todo el espectro social; mientras que la obesidad está muy vinculada con el menor nivel educativo familiar y es un marcador de desigualdad en salud.
Muchas energías renovables
Si los norteamericanos –cuyo excedente corporal de grasa se calcula en un billón de kilogramos– se decidieran a adelgazar hasta lograr un peso ideal, y si esa energía pudiera ser aprovechada mecánicamente, se haría recorrer 18.000 kilómetros al año a 900.000 automóviles.
Y si esas calorías se convirtiesen en electricidad, se podrían alimentar de corriente durante un año las ciudades de Boston, Chicago, Washington y San Francisco juntas.
Esta podría ser una buena noticia para los políticos que tan preocupados están por el asunto de las energías renovables. Y también para las Clínicas que practican liposucciones (extracción de la grasa que a gordos y gordas les sobra).
Cuestión de físico
Desde comienzos del siglo XX es desestimada la gordura en las culturas avanzadas, donde el tipo obeso es considerado como una desviación del aspecto corporal adecuado y se relaciona con los caracteres psicológicos negativos de pereza, autoindulgencia, deseo de comodidad y debilidad de voluntad.
Ello se explica por el aspecto psicosocial que tiene el fenómeno de la alimentación. Cada civilización establece sus propios códigos alimentarios, relativos al tipo de nutrición, a la salud y a la higiene. En nuestra cultura europea y americana, se tiende al físico estilizado, conseguido mediante una dieta baja en calorías y un ejercicio físico equilibrado. Los conocimientos popularizados de la medicina, –por los que se sabe que la obesidad predispone a diabetes, a hipertensión arterial, a enfermedades del corazón, a trastornos respiratorios y a problemas articulares–, condicionan el rechazo social y psicológico de la obesidad, hasta el punto de hacerse obsesiva la insatisfacción por el propio cuerpo. Pero la liposucción no quita la diabetes, ni los riesgos cardiológicos.
Excitados y sedentarios
Los países desarrollados no han podido evitar que la obesidad prevalezca y se haya incrementado en las últimas décadas, debido a la facilitación industrial de los alimentos preparados con enormes reservas calóricas (embutidos, lacticinios, etc.).
Además es escasa la actividad física que despliegan amplios sectores sociales (en oficinas, estudios, mercados, etc.), los cuales apenas queman calorías por ausencia de ejercicio. La inactividad física (sedentarismo) puede tener más importancia para determinar la obesidad que el excesivo cómputo de calorías (hiperfagia): hay obesos que consumen una cantidad de comida relativamente menor que los de peso normal.
Antes los gordos no eran gordos
Sociológicamente la delgadez de los individuos parece inquietar más que su opulencia corporal. Con facilidad se asociaba antes la delgadez a la enfermedad y a los fenómenos destructivos; la obesidad, a la buena salud y a la creación de vida.
Se comprueba históricamente que en otras épocas tanto los hombres como las mujeres han considerado atractivo el ideal físico de la discreta gordura. También en nuestros días los hábitos alimentarios no suelen tener una procedencia meramente individual, sino social o colectiva. No están lejos los tiempos en que las madres cariñosas se preciaban de la obesidad de sus hijos, como un signo de salud. En algunos países subdesarrollados –como la India– la obesidad ha sido un «factor social» de buena posición y riqueza.
El gordo en su punto
Sin embargo… la obesidad es una malformación, un trastorno. Se define fisiológicamente como un anormal aumento del tejido adiposo del organismo, una acumulación de grasa resultante de un exceso de calorías, superior a las consumidas por la vida vegetativa y por el ejercicio. Del aumento de grasa –y del consiguiente incremento del volumen corporal– puede ser responsable tanto un elevado ingreso calórico como un pequeño gasto energético. También hay que tener en cuenta que, desde el punto de vista ponderal, cada individuo reacciona de una manera diferente a los excesos alimentarios.
¿Cuándo se considera trastorno la obesidad? Existen patrones estándar de obesidad, aplicables a europeos y americanos, basados en la medición del grosor del pliegue del tríceps y del área de los glúteos.
Algunos consideran el tríceps como una zona representativa de la composición adiposa del cuerpo; y su grosor es tomado como medida indirecta de la cantidad de tejido adiposo que hay bajo la piel. Con estas pautas, la obesidad es definida como una desviación por encima de la media poblacional. Estas pautas tienen también en cuenta la relación edad/peso/talla.
¿Quién es gordo?
Si el peso ideal es superado entre un 10% y un 20%, se considera que hay «exceso de peso», pero no «obesidad», la cual supera en un 20% ese peso ideal. Recientes estudios demuestran que entre el 30% y el 50% de la población general euro-americana tiene «exceso de peso», mientras que entre el 25% y el 45% padece obesidad. Asimismo, entre el 70% y el 100% de niños obesos de 10 a 13 años siguen siéndolo cuando llegan a la edad adulta.
La molesta célula adiposa
Parece cierto que una célula adiposa se convierte en una parte permanente del tejido corporal, en una modificación constante del individuo. La célula no desaparece, aunque se drene su reserva de lípidos. Una vez creada la célula adiposa, ésta se convierte en una tensión ininterrumpida hacia su pletorización. La disminución del peso no elimina la célula adiposa.
Gordos de abdomen y gordas de caderas
Se ha llegado a señalar que la grasa corporal abdominal (frecuente en el hombre) es más peligrosa para la salud que la gluteofemoral (frecuente en la mujer). La primera forma se asocia a la hiperinsulinemia, a la diabetes mellitus, a la gota, a la hipertensión arterial y a la arteriosclerosis.
Lo que dicen los médicos
De hecho la obesidad afecta negativamente a todos los aparatos y sistemas orgánicos. Es responsable de alteraciones respiratorias, que pueden llegar a una deficiente oxigenación de la sangre (por disnea). A la obesidad se debe que en el aparato cardiovascular aparezca el endurecimiento y pérdida de la elasticidad de las arterias (arteriosclerosis), siendo más afectados el riñón, cuyos daños agravan las enfermedades circulatorias, y las arterias coronarias, responsables del riego sanguíneo del corazón, provocando el infarto de miocardio, y los accidentes vasculares del cerebro, como trombosis. La obesidad también es responsable de la hipertensión arterial, del aumento de grasa en la sangre (hiperlipidemia), de la elevación del ácido úrico en el suero sanguíneo (con el riesgo de gota), de la elevación de glucosa sanguínea (hiperglucemia), la cual provoca el incremento de la insulina (hiperinsulinismo), agravante a su vez de la obesidad.
Algún tipo de gordura tiene su causa en los genes
Existen causas o factores genético-constitucionales que pueden predisponer a un individuo a la obesidad, por ejemplo, los hijos de padres obesos pueden haber heredado una tendencia a la obesidad (es el caso del somatotipo endomorfo-mesomorfo).
También puede haber trastornos neurofisiológicos y hormonales de la obesidad, generada por lesiones hipotalámicas, deficiencias de la hipófisis y de las suprarrenales, etc.
Trastornos endocrinológicos son, entre otros, la obesidad del hipogonadismo, la de ciertas lesiones hipotalámicas (distrofia adiposogenital) y lesiones corticoadrenales (síntoma de Cushing). Este es un asunto estrictamente médico, con repercusiones psicológicas y sociales importantes.
Otro tipo de gordura tiene su causa en el ánimo
Existe una obesidad de origen psicológico. En cualquier caso, el ambiente familiar modela en el niño actitudes relacionadas con la nutrición, respondiendo a estímulos emocionales no conectados con las señales del hambre. En nuestra cultura se suele expresar afecto ofreciendo comida. Al comer excesivamente, el niño puede estar utilizando la comida como una forma de activación emocional, aunque no tenga apetito (por ejemplo, para evitar el castigo, para buscar la estima de los demás y la aceptación en el grupo familiar, etc.).
Otra causa psicológica de la obesidad puede estar en una falta de madurez personal y en necesidades reprimidas. Por ejemplo, un individuo puede sufrir una fijación o regresión a un estado infantil de desarrollo, debida a necesidades afectivas insatisfechas; este conflicto se expresa en el individuo con una demanda alimenticia creciente: incorpora comida, equivalente del amor; y con ello alivia su tensión interna. También en algunos estados depresivos suelen los individuos caer en exceso de ingesta, como mecanismo de defensa contra la desesperanza y falta de objetivos. En estos casos, la obesidad responde a un trastorno de la personalidad.
Y una causa de gordura es el sedentarismo
Hay una obesidad que resulta de una pauta social, debida a la hiperfagia y al sedentarismo del entorno familiar. En tal caso se trata de un trastorno funcional, de un desequilibrio energético debido a hiperfagia (excesivo comer) o polifagia (comer de todo), creada por unos hábitos alimentarios que conllevan dietas inadecuadas o exageradas. En tales casos, las calorías ingeridas son superiores al gasto energético del organismo.
Estimación y desestimación del gordo
En la actualidad, el obeso mantiene expectativas sociales y culturales de rechazo. Este juicio social condiciona que incluso el propio obeso tenga de sí mismo una «imagen corporal» (una percepción y evaluación de su propio cuerpo) bastante negativa, teniendo su cuerpo como horrible y repugnante. Y puede ocurrir que, a pesar de haber perdido peso, esta pobre imagen corporal persista subconscientemente en el individuo en sucesivas fases evolutivas, condicionando negativamente su conducta futura. Es lamentable comprobar cuán extendida está, incluso entre los profesionales de la salud, la desestimación del niño gordo.
17 julio, 2017 at 20:09
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