Franz Moritz Wilhelm Marc (1880-1916), “Cerdos”. El pintor, un expresionista próximo al futurismo y al cubismo, aprovecha la abstracción y la sobriedad de colores primarios para adentrarse en la fuerza vital de la naturaleza y la verdad del animal, mediante la simplificación formal y cromática de las figuras. Usa el azul para la austeridad, el amarillo para la alegría, y el rojo para la violencia.

En Navarra la Asociación «Amigos del cuto de Artajona», por un lado, y la «Cofradía del cuto divino» de Tafalla, por otro lado, realizan anualmente simpáticas rifas del «cuto divino», cuyas ganancias, en las que se incluye el cuto mismo, se destinan a los respectivos hospitales locales. La Cofradía de Tafalla celebra además su Capítulo el 27 de marzo de 2011. Dejando aparte las intenciones benéficas de los organizadores, pretendo reflexionar sobre el significado -también gastronómico- que en la cultura mediterránea tiene el cerdo, o cuto, fuente tan generosa de proteínas.

El animal «puro» en la cultura israelita y musulmana

Los preceptos que regulaban la dieta de los israelitas se apoya­ban en una do­ble consideración. Primera, el precepto de la «pureza moral» para acercarse a Dios. Segundo, los preceptos de la «pureza legal», símbolo de la moral, los cuales muy bien pudieran ser tradiciones y costum­bres ancladas en la vida del pue­blo. Obviamente los animales que los paganos consagran a sus fal­sos dioses son consi­derados impuros. También pueden con­side­rarse impuros aquellos animales que al hombre le parecen repug­nantes o ma­los, por causas fisiológicas o simplemente culturales. Seguir leyendo