En cualquier iluminación de un manuscrito medieval que exponga gente alrededor de la mesa, apenas se hallan utensilios como cuchillos o cucharas y nunca el tenedor.

Un refinado comer con los dedos

Los modos de mesa no se vieron en­riquecidos y refinados com­pletamente en Europa hasta que incorporaron lo que hoy denomi­namos tenedor, un sencillo utensilio que consiste en un astil con dientes o púas en un extremo. Con el te­nedor alcanza Europa la objetivación cultural más alta en el trato con la co­mida, pues rea­liza la mediación pura del hombre con el alimento, sin tener que to­carlo con los dedos o las manos. El te­nedor abre las puertas de Europa a la modernidad. Incluso los refinados roma­nos comían con los dedos; y la diferencia entre un plebeyo y un patricio estri­baba en que aquél lo solía hacer con los cinco dedos, mientras que éste utilizaba sola­mente tres, sin ensuciarse el anular y el meñique. Así lo enseñaba Ovidio: Carpe cibos, digitis, est quiddam gestus edendi; ora nec inmunda tota perunge manu. Seguir leyendo