Chorizo de Pamplona

Chorizo de Pamplona

Un bocadillo normal

Para  los que hemos recorrido España en tren, el bocadillo ha sido el primer eslabón de la gastronomía cotidiana; y a veces el único. Lo pedíamos en el bar de la estación, o lo requeríamos a vendedores ambulantes que lo ofertaban en nutridas cestas desde el andén. Le añadíamos reverentemente un traguito de vino. Su nombre de tres al cuarto (¡bocadillo!) no tiene el distinguido realce de su vecino inglés, el “sándwich”, inventado nada menos que por el conde Sandwich (s. XVII), al incluir unas rebanadas de carne asada entre dos rajas de pan. ¡Vaya invento, el inglés! Nuestro bocado sólo aspiró, en diminutivo, a poca cosa. Pero en gastronomía las apariencias engañan. Y si yo pudiera rebautizarlo, diría que, no sólo por su poder energético, sino por su olor y sabor, el de “Chorizo de Pamplona” es un bocado superlativo.

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