Willem Claesz Heda (1594 - 1681): “Desayuno con tarta de moras”. En una mesa de frugal desayuno se expone, con exquisito toque pictórico y buena ejecución técnica, un delicado colorido de bandejas, jarras y copas, captando los difíciles reflejos de las superficies. La mesa es aquí un símbolo que habla de la fugacidad de los placeres humanos.

 El alimento en la mesa habla por sí mismo

Comunicar es hacer llegar a otros nuestras ideas, nuestros sentimien­tos o nuestras inten­ciones. Y sabemos que he­mos comunicado algo cuando vemos desper­tarse en el otro una reac­ción determi­nada. El instrumento de la comu­ni­cación puede ser muy variado: una seña, un gesto, una pa­labra o… una comida.

Un alimento cualquiera, cuando se presenta en la mesa, incorpora normas, prefe­rencias, orientaciones de civilización: se convierte en una expresión, en un len­guaje con el que se «entienden» las personas de un área cultural. Se trata de un signo o expresión con capacidad representativa y comunicativa. Por ejem­plo, el alimento mantiene su carácter de signo dentro de los valores de lo co­ti­diano y de lo festivo: los días de fiesta suelen distin­guirse por un cambio (cuan­titativo o cualita­tivo) de las comidas y por la presencia de pos­tres especiales. Un dulce especial dispuesto en la mesa antes de comer es signo de un aconte­ci­miento no cotidiano. Seguir leyendo