Dieta: absorción y liberación de energía
El hombre necesita energía. El organismo humano se considera hoy como una estructura mecánica inestable que para subsistir necesita aportes energéticos de hidratos de carbono, grasas y proteínas. La aportación calórica de estas sustancias no es inmediata: es necesario que, como combustibles, sean transformadas. Sólo por su combustión u oxidación en el seno de los tejidos los alimentos liberan la energía necesaria para que los procesos vitales se mantengan. Se trata de un proceso similar a la liberación de energía que una sustancia produce cuando es quemada en un calorímetro dentro de un laboratorio. Nutrición implica, pues, combustión, liberación de energía y eliminación de productos, por ejemplo, a través de la orina. Al transformar o metabolizar alimentos en nuestro interior, nos mantenemos calientes, obtenemos la cantidad de energía suficiente para conservar nuestra vida.
Sorprendentemente este lenguaje no está lejos del utilizado por los dietistas medievales. Cierto es que ellos tenían un rudimentario modelo mecánico de explicación. Y desconocían qué es oxidación o anhídrido carbónico; o cuáles son las funciones exactas del bazo o del cerebro.
Pero intuían muchas cosas básicas sobre la nutrición que hoy sabemos a través de la experimentación científica. Digerimos para calentamos, decían. Y también ellos hablaron de combustión y energía.
Estimaban que había una relación muy estrecha entre la constitución del hombre y la constitución de los alimentos. Y procuraron establecer categorías dietéticas de esos alimentos, tal como se hace hoy en día. Dieron indicaciones muy precisas sobre ejercicios, baños y comidas para conseguir estar en forma. Lo mismo que hoy, querían conocer el tipo de productos alimenticios, identificando sus cualidades y jerarquizando sus influjos sobre el hombre.
Pero, ¿no es esto lo que se propone la dietética actual? De acuerdo que ésta cuenta ya con un modelo matemático y con otras posibilidades de experimentación. Pero la intención parece ser la misma: controlar la energía que entra y sale del organismo, la cual tiene lugar mediante una combustión.
A explicar esta combustión y su modelo medieval se dirige el presente libro, con el deseo de comprender cómo entendían los medievales sus necesidades de mantenimiento y el efecto de los alimentos sobre su propio organismo.