Ser cuerpo y tener cuerpo
Desde un punto de vista «alimentario» podemos sentir el cuerpo de varias maneras, al menos dos principales, vinculadas a la importancia o relevancia que para nosotros tenga el propio cuerpo. Hablo de una importancia que va más allá de placeres momentáneos o duraderos; tan más allá, que se trata de un sentimiento profundo que no es fácilmente captable por la psicología.
Me explico. El sentimiento alimentario está conectado a las dos actitudes básicas que el hombre mantiene con su cuerpo: la actitud de tenerlo, y la actitud de serlo. Y ocurre que en una sociedad individualista como la nuestra, muchas personas, cada vez más, no quieren ser cuerpo, sino tenerlo.
Fue principalmente la filosofía francesa, con autores como Gabriel Marcel y Maurice Merleau-Ponty, la que describió coherentemente la relación entre el ser y el tener, dentro de la vivencia originaria del cuerpo.
Hay, desde luego, en la vivencia del cuerpo, una jerarquía entre el ser y el tener. El ser cuerpo es lo propio, pero como originario; el tener cuerpo es también lo propio, mas como derivado. Por tanto, yo puedo decir que soy cuerpo, pero debo añadir que lo soy únicamente en el modo de tenerlo; y puedo decir también que tengo cuerpo, pero no como tengo o poseo un bolígrafo o una corbata, sino que tengo cuerpo únicamente en el modo de serlo, porque es el lugar de mi identidad personal, cosa que no ocurre con mi bolígrafo ni mi corbata. Seguir leyendo