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Adelgazar sin límite: la anorexia

 

Caravaggio: “Narciso” (1600). Un joven hermoso se queda embebido por el reflejo de su propia imagen en un estanque. Su admiración fue tal que cayó al estanque al intentar besarla, muriendo ahogado. El tenue reflejo del joven significa la fatuidad de la belleza física, tan inestable como el reflejo de la superficie del agua. También la anoréxica se mira en el estanque de la sociedad: pero el reflejo que recibe de su propio cuerpo le molesta.

Búsqueda inquieta de adelgazamiento

Cuando el organismo está bien nutrido y saciado pierde normalmente de manera temporal (sólo por unas horas) las ganas de comer. Pero existe una búsqueda obsesiva de adelgazamiento mediante una dieta progresivamente restringida; es el comportamiento propio de la anorexia nerviosa que, junto a la bulimia, está muy extendida en la población juvenil, especialmente femenina. No es propiamente la falta de ganas de comer en un sujeto mal nutrido, pues el anoréxico sufre «punzadas de hambre».

En la anorexia nerviosa aparece una implacable búsqueda de adelgazamiento, mediante restricción de la ingesta hasta llegar incluso a la inanición.

Perturbaciones biológicas de la anorexia

Las causas biológicas apuntan a la delgadez extrema, incluso a la inanición, con la concomitante malnutrición.

El anoréxico rechaza persistentemente los alimentos y pierde peso de un modo alarmante, dejando de percibir las sensaciones de hambre al ingerir menos de 200 calorías diarias. Y, sin embargo, su lastimoso grado de emaciación (adelgazamiento morboso) no se corresponde con el alto nivel de atención y de actividad que desarrolla. Seguir leyendo

Del comer y engordar

 

En su óleo "El gordo al arco" (a la portería) el pintor argentino Alejandro Varela (1963-) expresa, con gestos gráficos y francos, las desigualdades sociales que sufren los individuos con prevalencia de sobrepeso y obesidad; incluso entre los niños. Un sobrepeso que está relacionado con factores de riesgo genéticos, ambientales y del estilo de vida que afectan a todo el espectro social; mientras que la obesidad está muy vinculada con el menor nivel educativo familiar y es un marcador de desigualdad en salud.

Muchas energías renovables

Si los norteamericanos –cuyo excedente corporal de grasa se cal­cula en un bi­llón de kilogramos– se decidieran a adelgazar hasta lograr un peso ideal, y si esa energía pu­diera ser aprovechada me­cánicamente, se haría recorrer 18.000 kilómetros al año a 900.000 automóviles.

Y si esas ca­lorías se convirtiesen en electricidad, se podrían alimentar de co­rriente durante un año las ciudades de Boston, Chicago, Washington y San Francisco jun­tas.

Esta podría ser una buena noticia para los políticos que tan preocupados están por el asunto de las energías renovables. Y también para las Clínicas que practican liposucciones (extracción de la grasa que a gordos y gordas les sobra). Seguir leyendo

Estética de la delgadez y anuncio alimentario

 

 

Fernando Botero, "Niña imaginando". Acodada en la barandilla de una galería, la niña gorda sueña quizás con un cuerpo delgado y esbelto.

 

 

Un cambio de sentido

La imagen del propio cuerpo está in­vadida hoy por los di­ferentes factores económicos, sociales y publici­tarios que asumen la del­gadez como «modelo» o ar­quetipo es­tético. No son ajenas a ello algunas ideas filo­só­ficas. La imagen de sí que hoy deter­mina la rela­ción del joven con su cuerpo está configu­rada por unas pautas colectivas que han cambiado el sentido y los valores de las sociedades occiden­ta­les.

La imagen que muchos jóvenes -ellos y ellas- tienen de sí mismos es en realidad un tro­pel de nuevas aspiraciones individuales que invaden a todos los grupos y clases. También la relación del hombre a los otros y al mundo están impulsadas por aquellas aspiraciones que exigen compro­meterse con el cuerpo para la sexualidad, el de­porte y la dieta.  Seguir leyendo

Comemos ideas… y algunas cosas más

 

Venus neolítica. Su abultada figura no responde a la idea de una copiosidad alimentaria, reflejo de comida abundante y excesiva, sino a la idea de fertilidad, propia de una finalidad o cualidad natural. No expresa la plétora como un mero hecho, sino como un fin plenificante: simboliza a la madre.

Venus neolítica. Su abultada figura no responde a la idea de una copiosidad alimentaria, reflejo de comida abundante y excesiva, sino a la idea de fertilidad, propia de una finalidad o cualidad natural. No expresa la plétora como un mero hecho, sino como un fin plenificante: simboliza a la madre.

El alimento es cultura, es idea

Todavía recuerdo con cierto regocijo la cara de asombro que ponían mis alumnos de Alimentación y Cultura cuando, en las primeras horas de clase, les explicaba muy en serio, año tras año, que el hombre no es lo que come, porque «el hombre come ideas, y sin ideas no come». Al final del curso, este enunciado solía ser una de las preguntas obligadas de examen; porque es en realidad mi convicción más profunda: el aspecto biológico del alimento es sólo una de­terminación de su significado «real». El contenido de este significado es mucho más rico. El hombre es lo que come… con ideas.

Y ponía el ejemplo de un mé­dico europeo que prestó sus servicios en una clí­nica rural de Bengala Occi­dental (India). El hindú  cree que los ali­mentos se divi­den natural­mente en fríos y calientes, no pudiendo unirse, por ejem­plo, un ali­mento caliente a un cuerpo que pa­dece una enfer­medad de orden ca­liente. El médico tuvo que prescribir, para una in­fección del aparato respi­ratorio, la inges­tión de ácido ascór­bico en forma de zumo de naranja, unido a un plato de arroz cocido, fácilmente dige­rible. Pero esta dieta no fue aceptada por los pacien­tes, por­que consideraban fríos tanto a esos alimentos como a la en­fer­medad. El médico tuvo el acierto de aconse­jar que al zumo de naranja (consi­derado frío en aquella cultura) se le añadiese miel (conside­rada caliente) y el arroz fuera cocinado en leche (ali­mento ca­liente). La nueva dieta, bási­camente idéntica, fue acep­ta­da. Seguir leyendo

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