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El cerdo en la mesa poética

“Sacrificio de un cerdo”: siglo V a.C. Cerámica pintada en la antigua Grecia (Museo Nacional del Louvre).

“Sacrificio de un cerdo”: siglo V a.C. Cerámica pintada en la antigua Grecia (Museo Nacional del Louvre).

 

Cosas de poetas

Entre la variopinta correspondencia literaria que a veces mantienen los poetas, nos encontramos con dos vates contemporáneos. Me refiero al cubano  Nicolás Guillén y al gaditano  Rafael Alberti. Ambos se refieren, en tono de burla y guasa,  al cerdo con muy medidos versos castellanos, alabando la calidad gastronómica del jamón, capaz de hacer bueno el vino segundón.

Ya los poetas del Siglo de Oro sabían de las gracias gastronómicas del jamón; concretamente Lope de Vega (Epístola al Contador Gaspar de Barrionuevo) alaba el curado en la Sierra de Aracena:

 

Jamón presuto de español marrano
de la sierra famosa de Aracena
adonde huyó del mundo Arias Montano.

Se refiere al cerdo ibérico, con el que las buenas gentes del pueblo dieron forma a una pulida cultura gastronómica. Jamón presuto (del término latino praesuctus) era el jamón “curado”, al que se le había sacado la humedad.

Otras veces entra el jamón (o tocino) en el verso con modos maliciosos, como los que usa Quevedo para mofarse de la posible ascendencia judía de Góngora, reflejando cruelmente que los judíos no comen cerdo por prescripción religiosa:

Yo te untaré mis obras con tocino…
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas cual mozo de camino.

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Un canto gastronómico al puerco

Rufino Peral: "La matanza del cerdo". Este artista asturiano adopta una tendencia cubista y vitalista para realzar las figuras humanas insertadas en costumbres populares, como ésta de la cooperación familiar para la matanza del cerdo.

Me ha enviado Sebastián Damunt, desde Murcia, fotocopia de un delicioso ejemplar que ha encontrado en la envidiable biblioteca que su padre le legó. Me aclara que son dos hojas (cuatro caras a dos columnas) encuadernadas como un librito.  Y lo más sabroso del envío es que se trata de un férvido poema sobre … el puerco.

La trova es  larga en extensión: tiene cincuenta y ocho estrofas; pero es larga también en materia especulativa, pues agota las lindezas que imaginablemente puedan decirse de ese animal.

Aunque en el frontispicio del original no figura el autor, al finalizar el poema podemos leer: Con licencia, en Barcelona, en casa Lorenzo Dèu, Año 1613. Y véndense en su casa delante el Palacio del Rey. Tenemos, por lo tanto, el año y el nombre de un tal Lorenzo Dèu, cuya casa estaba en Barcelona, delante del Palacio del Rey. He ahí el sujeto y su tiempo.

El autor compone su poema en estrofas que tienen forma de quintillas, o sea, con cinco versos, en este caso de ocho sílabas. La rima es siempre consonante; y se atiene a dos principios básicos de esta composición. Primero: que en las estrofas no pueden tener la misma rima tres versos seguidos. Segundo: que los versos no pueden acabar en pareado ni quedar alguno suelto o sin rima. Seguir leyendo

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