La cocina tardomedieval o renacentista del libro de Nola (1520) acumula en sus platos una sorprendente mezcla de viandas y una orgía de especias; y aunque muestra un enfoque cortesano, no es muy fastuosa: se parece mucho a un pródiga cocina conventual. Recoge hábitos de la cocina arábiga, incorporando el gusto por lo dulce, las almendras, las avellanas y los higos. Está además muy volcada a potajes y salsas que, en complicadas mezclas, vienen saturadas de especias y hierbas olorosas. Hierbas y especias que daban asimismo su aroma a muchos productos de mar y de tierra. En fin, ofrece modos culinarios tradicionales que hoy pueden gustar también, buscando potenciar los sentidos al realzar sus excitantes.
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Influyentes recetarios antiguos
¿En qué libros de cocina o recetarios antiguos pudo Nola haber sacado parte de su saber? Conocida a finales del siglo XV era una obra griega de Xenócrates, traducida al latín con el título De alimento ex aquatilibus Animantium libellus[1]. Pero pocas posibilidades tendría Nola de leer las obras de escritores griegos que, como Arquéstratro (s. IV a.C.) y Ateneo[2] (s. II d.C.), enseñaron algunos aspectos gastronómicos de su tiempo.
Otro destino tuvieron los diez libritos del tratado latino De re coquinaria, atribuido a Caius Apicio –de la época de Tiberio–, conocidos en tiempos de Nola en copias manuscritas y, después, a través de las ediciones que se hicieron en Italia (1498)[3], tras la invención de la imprenta. Este autor romano fue citado no sólo por los filólogos humanistas, sino por literatos como Francisco Delicado en La Lozana Andaluza (Venecia, 1528). Pero más que recetas culinarias, muestra ese tratado curiosas composiciones y mezclas de alimentos y especias que expresan el extravagante gusto de aquella época de la Roma imperial. Seguir leyendo